Queridas hermanas
Tomo algunos minutos para contestar la pregunta ¿Cómo fue el seminario para ustedes? Me referiré brevemente a lo que mis sentidos percibieron:
¿Qué vi y qué escuché? 61 mujeres alabando, cantando, contando historias de sufrimiento, de dolor, pero reconociendo la presencia del Espíritu de Dios en sus vidas. Vi y escuche a dos mujeres (Rhoda y Carolyn) compartir sus experiencias acumuladas por varios años, atender las preguntas de las participantes con mucho amor, misericordia y sabiduría. Vi grupos de mujeres reflexionando y estudiando la palabra del Señor, contestando preguntas acerca del tema. Vi mujeres compartiendo alegrías y tristezas, vi abrazos, acercamiento de la una con la otra, escuché diálogos profundos, compartimiento de saberes, apoyo mutuo, amistad, cuidado amoroso entre todas. Escuché palabras de gratitud y aliento por el seminario, por la organización y administración, vi al personal de Semilla siempre dispuesto a servir, para que todo saliera bien y con la presencia de nuestro buen Dios.
Durante la noche del día martes vi y escuche un vídeo foro: ¡Despierta Raymundo! que nos hizo debatir sobre preguntas generadoras que cuestionaban los roles tradicionales de hombre y mujer. Día miércoles: Vi un camino, formado por granos de maíz (la semilla sembrada durante diez años) alumbrados por velas, pude escuchar el caminar a veces tortuoso, a veces fácil de este peregrinaje como mujeres. Pude escuchar las necesidades de las mujeres y el compromiso hacia el movimiento, pude ver cómo todas tomábamos la cena del Señor, haciendo alusión a la muerte y resurrección de Jesús, escuché un hermoso mensaje, leído y sentido desde los ojos de nosotras, las mujeres. Día jueves pude, durante la feria de artesanías, apreciar hermosos objetos de algunos países de Centro América, pude reír y gozar tomando fotos, cantando de alegría y felicidad. Día viernes: La noche cultural, hermanas luciendo sus trajes típicos, vimos bailes y cantos folclóricos, costumbres de nuestros pueblos, bombas que reflejan la picardía de las mujeres latinas, escuché versos compuestos en forma específica para cada país, este es un don que viene del Señor hacia la hermana Isabel Gálvez, vi hermanas recibiendo su certificado de asistencia con orgullo del deber cumplido. Escuché las notas de la marimba, y vi la dedicación de las hermanas de Guatemala, para llevarla y que todas pudiéramos tener momentos de solaz y esparcimiento. Día sábado: Vi compromiso de cada país para dar seguimiento a lo aprendido, percibí responsabilidad y deseos de continuar trabajando en la obra de Dios. Vi alegría durante el paseo para Antigua Guatemala, cansancio, pero satisfacción en cada una.
¿Qué pude sentir en mi piel? Muchos abrazos, muestras de ternura, toques cariñosos, sentí el amor y la presencia de tantas mujeres cercanas, todas siendo una, caminando hacia un mismo objetivo: Hacer presente el amor de Dios. en nuestros hogares, iglesias, comunidades.
¿Qué pude oler y degustar? Alimentos nutritivos, sabrosos, preparados con dedicación y esmero. Olí el aroma de las flores que engalanaron el salón donde estuvimos, el olor de las velas que nos alumbraron durante la celebración del 10o. aniversario del Movimiento. Degusté el pastel del 10o. aniversario donde todas soplamos al unísono las diez velas del camino recorrido.
¿Qué pensé Mi corazón estaba ardiendo de gratitud hacia Dios por ver, sentir, escuchar, oler su presencia en todo momento, con lágrimas en los ojos di gracias a El por su amor y bondad infinitas. La honra y la gloria sean para Él.
Olga Piedrasanta
Coordinadora General
Mujeres Teólogas Anabautistas de
América Latina
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