sábado, 11 de mayo de 2019

YA NO PODEMOS SER IGUAL


"YA NO PODEMOS SER IGUAL"

Testimonios de vidas. 
de Rebeca González y Fernando Perez 


Durante la migración hay dos sensaciones que acompañan este evento, la nostalgia y la pérdida. Durante 6 meses vivimos y experimentamos en Casa de Paz estas sensaciones, la propia y la de los que llegaban procedentes de varias partes del mundo.
Casa de Paz es un espacio de transición  que da refugio  a inmigrantes que piden asilo político en Estados Unidos y proceden de cualquier parte del mundo y que han pasado por un largo proceso de solicitud de asilo político. Muchos/as han salido de su país de origen por voluntad propia para mejorar su calidad de vida, otros/as fueron expulsados por las circunstancias de peligro y violencia extrema.
Esto nos hace recordar el salmo 137, porque proyecta sentimientos de pérdida, nostalgia, enojo  y vacío existencial. Al leerlo e investigar su contexto  histórico, político, social, cultural  y religioso, podemos descubrir que estos cantores músicos del templo de Jerusalén  viven una pena profunda por no estar en su país, y la exigencia de sus adversarios por complacerlos con sus cantos, no les es agradable a ellos, más bien les hace recordar las condiciones en las que se encuentran. Hoy  Muchos podrían identificarse y reconocer estas emociones  al experimentar una migración forzada.

En los 6 Meses que vivimos en Casa de Paz pudimos escuchar muchas  historias de pérdida, dolor y sufrimiento extremo, en un proceso de calvario para lograr llegar al supuesto “sueño americano" (¿La gran Babilonia hoy?).
Tuvimos muchos aprendizajes  pero por falta de espacio sólo mencionaremos tres:
La aceptación incondicional  al diferente por que es imagen y semejanza de Dios
Respeto a usos y costumbres que muchas veces son opuestos a lo nuestro y aun así hay que compartir.
Convertirnos en piel humana, pies y brazos de Dios que den refugio a todos/as que necesitan urgentemente amparo.
Gracias a “Casa de Paz” por permitirnos  servir a los inmigrantes en Aurora Colorado  y Gracias a Dios por darnos esta oportunidad de experimentar y aprender de nuestro prójimo.
YA NO PODEMOS SER IGUAL