LA FE DE LA
MUJER
JOSÉ
ANTONIO PAGOLA
Marcos 5, 21-43
La escena es sorprendente. El
evangelista Marcos presenta a una mujer desconocida como modelo de fe para las
comunidades cristianas. De ella podrán aprender cómo buscar a Jesús con fe, cómo
llegar a un contacto sanador con él y cómo encontrar en él la fuerza para
iniciar una vida nueva, llena de paz y salud.
A diferencia de Jairo, identificado
como "jefe de la sinagoga" y hombre importante en Cafarnaún, esta mujer no es
nadie. Solo sabemos que padece una enfermedad secreta, típicamente femenina, que
le impide vivir de manera sana su vida de mujer, esposa y
madre.
Sufre mucho física y moralmente. Se
ha arruinado buscando ayuda en los médicos, pero nadie la ha podido curar. Sin
embargo, se resiste a vivir para siempre como una mujer enferma. Está sola.
Nadie le ayuda a acercarse a Jesús, pero ella sabrá encontrarse con
él.
No espera pasivamente a que Jesús se
le acerque y le imponga sus manos. Ella misma lo buscará. Irá superando todos
los obstáculos. Hará todo lo que puede y sabe. Jesús comprenderá su deseo de una
vida más sana. Confía plenamente en su fuerza sanadora.
La mujer no se contenta solo con ver
a Jesús de lejos. Busca un contacto más directo y personal. Actúa con
determinación, pero no de manera alocada. No quiere molestar a nadie. Se acerca
por detrás, entre la gente, y le toca el manto. En ese gesto delicado se
concreta y expresa su confianza total en Jesús.
Todo ha ocurrido en secreto, pero
Jesús quiere que todos conozcan la fe grande de esta mujer. Cuando ella,
asustada y temblorosa, confiesa lo que ha hecho, Jesús le dice: "Hija, tu fe
te ha curado. Vete en paz y con salud". Esta mujer, con su capacidad para
buscar y acoger la salvación que se nos ofrece en Jesús, es un modelo de fe para
todos nosotros.
¿Quién ayuda a las mujeres de
nuestros días a encontrarse con Jesús? ¿Quién se esfuerza por comprender los
obstáculos que encuentran en la Iglesia actual para vivir su fe en Cristo "en
paz y con salud"? ¿Quién valora la fe y los esfuerzos de las teólogas que,
sin apenas apoyo alguno y venciendo toda clase de resistencias y rechazos,
trabajan sin descanso por abrir caminos que permitan a la mujer vivir con más
dignidad en la Iglesia de Jesús?
Las mujeres no encuentran entre
nosotros la acogida, la valoración y la comprensión que encontraban en Jesús. No
sabemos mirarlas como las miraba él. Sin embargo, con frecuencia, ellas son
también hoy las que con su fe en Jesús y su aliento evangélico sostienen la vida
de nuestras comunidades cristianas.
ArtÍculo publicado en ECLESALIA .
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