DE ELIZABETH SOTO
Ponencia: Mujeres Constructoras de Paz: “Para Memoria de ella”
Encuentro: Iglesias Históricas de Paz
Santo Domingo, República Dominicana
Nov. 28- Dic 2 del 2010
“De cierto os digo que dondequiera que se predique este Evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.” Marcos 14:9
Para “Memoria de ella” es el tema de mi ponencia. Hoy sacaremos del anonimato a miles de mujeres y todas seguidoras de Jesús como ejemplo supremo de cómo debemos de construir la paz.
Le doy las gracias al comité organizador de este evento por invitar a mujeres exponentes y participantes a este encuentro de Iglesias Historicas de Paz. Mucho se ha dicho de hombres que han luchado por la paz, pero muy poco sobre las mujeres que se han ido quedando en una historia olvidada y que han venido cumpliendo con su papel tanto en casa, como en la comunidad, en la iglesia y en la sociedad, pero ejerciendo su rol fundamental, nutriendo la vida. Mujeres que han sido invisibilizadas dado que se ha menospreciado su capacidad e ignorado su aporte en muchos casos por su condición de género y asuntos dogmáticos eclesiásticos que impiden verla como parte activa en la construcción del Reino de Dios.
Así que quiero comenzar mencionando lo obvio para memoria de ellas, porque son muchas las constructoras de la paz. Son muchas las heroínas ocultas hasta por los mismos historiadores. Un ejemplo clásico entre las latinas y latinos en Estados Unidos ha sido el poco reconocimiento que se le ha dado a Dolores Huerta, una maestra y organizadora de los derechos de los campesinos en California. Ella fue la mano derecha de César Chávez, sindicalista, quien movilizó los derechos de los agricultores latinos en el oeste del país. Dolores, hoy con 80 años de edad, reconoce que la fuerza de la mujer se ha manifestado por medios no violentos en persistir en la búsqueda de ayudar a todos los miembros de la familia que trabajan en el campo recogiendo la cosecha de uvas.
Por lo tanto, el objetivo de esta ponencia es poder demostrar cómo las mujeres unidas han aportado en la construcción de la paz a nivel politico, religioso y social; y siempre para el bien de la comundad y no tan solo“para la mujer.” Carmen Magallón presenta tres motivos por los cuales las mujeres trabajan en la construcción de la paz: el pensamiento materno, la sostenibilidad de la vida, el acompañamiento de los hombres en esa lucha.
Deseo resaltar el elemento de la colectividad como fuerza de resistencia en la construcción de la paz, la paz que busca primero hacer justicia y luego construir la Paz. Sirviendo siete años como obrera fraternal en Colombia he aprendido que “no es posible trabajar por la paz sin primero levantar la conciencia de tener justicia.” De ahí los ministerios en la iglesia colombiana que han ido aportando a esta comprensión y donde mujeres han servido en la dirección de los mismos. Por esta razón antes de hablar de paz tenemos que levantar la voz sobre la injusticia cometida a la mujer como género y la violencia cometida. Inclusive el autor peruano indigenista Abilio Soto Yupanqui tiene una pintura titulada “Paz, hija de la Justicia.”
Mujer y Violencia:
Según la Organización Mundial para la Salud “ una de cada cinco mujeres y uno de cada 10 hombres refieren haber sufrido abusos sexuales en su infancia y un 71% de las mujeres declararon que habían sufrido violencia física o sexual perpetrada por el marido o la pareja”.
Según Carmen de la Cruz asesora para América Latina del Programa de Paz y Seguridad de UNIFEM (Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer) comenta: “a menudo las mujeres son las primeras víctimas de los conflictos armados...”
Como mujer, cuando me refiero en hacer la justicia estoy hablando de la necesidad de levantar la voz contra la violencia cometida. La realidad de la violencia que sufren las mujeres y sus hijos e hijas en sus mismos hogares, por sus mismos compañeros llamados esposos, inclusive esposos cristianos, es muy alto.
En América Latina las Iglesias Anabautistas se han pronunciado en contra de las guerras, promoviendo la objeción de conciencia, el servicio militar obligatorio p. ej. Paraguay, Honduras y Colombia. Los hombres menonitas latinoamericanos han hecho historia en algunos países, practicando el servicio militar alternativo. Están en contra de la violencia como objetores de conciencia rechazando el ir a servir en la guerra. Desdichadamente, la Iglesia no ha hecho énfasis en ser objetores de conciencia frente a la violencia en los hogares.
Actualmente, existen miles de organizaciones de mujeres reivindicando sus derechos en la construcción de la paz durante dictaduras militares, conflictos armados y en sociedades altamente fragmentadas. Reivindican su papel como constructoras de paz, en la demanda de acuerdos humanitarios y en las negociaciones de paz. “En la guerra, las mujeres son activistas, cuidadoras, proveedoras y sobrevivientes. Su participación en la construcción de la paz asegura que sus experiencias, prioridades y soluciones, especialmente aquellas de los grupos afectados como los de las mujeres desplazadas, indígenas, negras,”
Constructoras de Paz:Es preciso comenzar por Latinoamérica y por qué no por este hermoso hermano país caribeño República Dominicana, las hermanas Mirabal. La primera vez que escuché de ellas fue por la novela de la dominicana Julia Alvarez en su muy reconocida obra literaria “En el tiempo de las Mariposas.” Las hermanas María Teresa, Minerva y Patricia Mirabal, reconocidas por muchos hoy en día como las “heroínas” de la República Dominicana. En un contexto de terror trabajaron subversivamente (es decir subvirtiendo un orden de terror dictatorial) junto con el pueblo oprimido en búsqueda de la derrota de la dictadura de Trujillo en los años 60. Tres hermanas fueron desaparecidas y asesinadas dejando una cuarta hermana viva y un hilaje de familias y un pueblo dominicanos testigo de su contribución. Las tres mujeres, de 25, 33 y 35 años de edad para aquel entonces, fueron asesinadas, junto con su conductor, en la noche del 25 de noviembre de 1960 (se acaba de cumplir 50 años de sus muertee) por orden de Trujillo, venían de visitar a sus esposos, quienes se encontraban presos en la cárcel de Puerto Plata. A raíz de este cruel asesinato, el 25 de noviembre fue declarado en 1981 por la ONU Día de la No Violencia contra la Mujer. Hoy en reconocimiento esta república le ha dado el nombre a una avenida aquí en la capital las Hermanas Mirabal. El trabajo de estas mujeres me recuerda el trabajo divinamente orquestado en el libro de Exodo donde dos parteras, la hija del Faraón, una madre y una hija logran resistir el mandato de muerte del Faraón destinando a todos los niños hebreos a morir en su infancia, salvando así a Moíses. Por los esfuerzos colectivos, estas cinco mujeres juntas, resistieron la opresión diciendo “Si, a la vida, y no a la violencia.”
Esta historia de valentía nos señala el elemento de “resistencia” presente cuando las mujeres construyen la paz. Se resiste en aceptar el “status quo,” y se unen al movimiento de resistencia. Siempre es de tipo “No violento”.
Tenemos también ejemplos de las mujeres en Colombia quienes realizaron el pasado 23 de agosto una vigilia frente a una de las bases militares apoyada y sostenida por el gobierno de los Estados Unidos en una población que se llama Puerto Salgar y cuyo objetivo era exclamar y declarar “no querer parir más hijos para la guerra” “Queremos y declaramos la paz para el país” “No más militarización a los cuerpos de las mujeres.” Y este es un modo de construir la paz reisitieno juntos y juntas a la violencia e injusticias.
Otro ejemplo: Las Comadres de El Salvador durante la Guerra Civil de los 80 y las Madres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires, Argentina desde 1977. Según el testimonio de una de las madres en Argentina que hoy tiene sobre 92 años de edad ella dice “Deberá de ser recordado cada momento de nuestras vidas, porque si olvidamos esto será repetido, estén seguros de esto, no tan solo aquí sino en otras partes del mundo.” Todo los jueves a la 3:30 de la tarde estas madres y abuelas aparecen en la Plaza de Mayo unidas a otras madres, para reclamar justicia por sus hijos desaparecidos. Como sucede en numerosos regímenes totalitarios, la Argentina sufrió muchos abusos durante los años de esta dictadura militar. El más grave, sin duda, fue la "desaparición" de miles de personas sospechosas de actividades en contra del gobierno. Se les llama "desaparecidos" porque no fueron arrestados ni tampoco hubo ninguna orden judicial contra ellos. Simplemente desaparecieron. No se comunicó oficialmente su paradero ni tampoco se supo si estaban vivos o muertos. Aunque la dictadura terminó hace muchos años, el dolor de las madres de estos "desaparecidos" sigue sin resolverse. “Es como si, oficialmente, nunca hubieran existido.” Tanto las Comadres del EL Salvador como las Abuelas de la Plaza de Mayo, se ponen un pañuelo blanco sobre sus cabezas en señal de duelo y de reclamo a su dolor colectivo.
El hacer acto de presencia todos los jueves no permite olvidar porque aún no se ha hecho justicia. Para ellas el no olvidar es sanador y el presentar sus frágiles y envejecidos cuerpos cada semana dicen a todos los presentes y ausentes “no permita que esto se repita.” Exhiben sus cuerpos, encarna el sufrimiento, lloran sus desaparecidos como muertos sin cuerpo y exponen las injusticias. Es una manera de reclamar por la justicia un tipo de “corporiedad’ de la Paz.
Otro personaje muy conocido es La Malinche, Doña Marina. La Malinche, fue la ofrenda de paz que el cacique Azteca diera al español Hernán Cortes a cambio de paz y tranquilidad. Malinche, esa mujer que se convirtiera en la amante de Cortés y fiel intérprete; Hija de una familia de la nobleza Azteca, y hábil en la comunicación. Entregada por el Cacique Tabasco a Hernán Cortes, ella sirvió de intérprete, secretaria y amante. Luego en su bautismo al cristianismo católico recibió su nuevo nombre Marina. Ella es reconocida en la historia Mexicana como una mujer valiente, leal, y determinante en su rol. Fue puente de entendimiento entre el Imperio Español y el Imperio Azteca. Aunque su imagen es muy controvercial ella ha sido reconocida en México y en muchos libros histórico la tildan como “la madre simbólica de la gente del Nuevo México.” La Malinche logró salvar a su pueblo y concibió asi un pueblo nuevo: los mestizos.
La historia de La Melinche me recuerda la reina persa Vasti y la reina Ester. Una desaparece porque resiste ser usada otra vez como objeto sexual; y la otra reina judia Ester que accese al trono jugando el juego del concurso de belleza sacando provecho de su feminidad y salva su nación. En el personaje de La Malinche se nota ambos roles de resistencia, y acomodacion estratégica. De tal manera que no podemos decir que existe una sola manera en que la mujer ha logrado resisitir la violencia y construir la paz.
En el evangelio de San Lucas 1: 46-55 María-la madre de Jesús- en su reconocido Cántico levanta su voz de admiración, agradeciendo todo lo que Dios habia hecho “porque ha hecho grandes cosas el Poderoso... exaltó a los humildes, a los hambrientos colmó de bienes y socorrió a Israel.” Esta mujer humilde que acepta ser colaboradora juntamente con Dios de traer a su hijo Jesús al mundo se convierte en una imagen reconciliadora. María defensora de la vida, ese ha sido la forma en que las mujeres han construido la paz, guardando la vida.
Desafios en el camino Anabautista:
Hemos hablado de muchas mujeres pero ahora quisiera mencionar varias hermanas dentro de las iglesias históricas de Paz. La primera que viene a la memoria es la cubana Juana Garcia primera pastora de la Iglesia Los hermanos en Cristo de Cuatro Caminos, municipio el Cotorro, Provincia La Habana. La Pastora Juana hoy tiene más de 80 años y aún vive en Cuatro Caminos, ella mantuvo las puertas de esa iglesia principal abierta. Cuenta ella que en una ocasión llegó a su casa, unos oficiales del partido para tomar las llaves de la iglesia y así tomar posición de la propiedad anexo al templo que servia como salones de clases. Ella aceptó acompañarles al cuartel y fue retenida por unas largas horas (tan solo un cubano sabe lo que significa ser retenido por oficiales del partido), pero ella me contó en forma sencilla y con valentía que nunca entregó las llaves de la iglesia. Ella representó la iglesia de los Hermanos en Cristo en forma pacífica e insistía que no podía entregar las llaves de la iglesia, que no eran de ella sino de Dios. Hoy esta iglesia está abierta porque ella fue agente persistente de la paz de Dios en su propio barrio Cuatro Caminos.
Cuántas hermanas han tenido que esperar el reconocimiento de la ordenación al pastorado. Tenemos la historia de Colombia y aun de hermanas de la Conferencia de Lancaster EU que hace dos años, no más, los obispos aceptaron reconocer la ordenación de la mujer. Ellas son agentes de cambio porque han logrado trazar el camino para que otras tengan la misma bendición. Se confirma el cántico “no con espada, ni con ejército más con tu Santo Espíritu.”
Y muchas otras mujeres que seguro ustedes en este momento pueden traer a sus memorias que han construido y siguen construyendo la paz en sus países, incluso, mujeres que están acá presentes en este evento que están aportando en dicha construcción en los países de donde provienen y que son pastoras, teólogas, directoras de instituciones, coordinadoras, presidentas, organizadoras, administradoras de la paz. Y que ya las hemos oído o las oiremos antes de terminar este encuentro.
Pero el dasafíio más grande ha sido dentro de nuestras propias iglesias. Los Anabautistas cuentan con una rica tradición, la cual se sustenta en el modelo de Jesús como hacedor de paz. La historia de estas Iglesias se inicia con el movimiento anabautista en el siglo XVI. Sus seguidores resistieron las reglas gubernamentales y religiosas que estaban en contra de los valores del Reino de Dios. Entonces debemos pensar en Dios y su pueblo en forma no jerárquica. Sin embargo, de alguna manera en el devenir histórico de nuestro continente, se hizo más fácil abogar por la justicia de los pobres, mientras se ignoraban los gritos de mujeres las cuales experimentaban abuso en sus supuestos hogares cristianos o en las mismas iglesias. Esto nos invita a revisar nuestra teología de paz desde una perspectiva de las mujeres y niños que son maltratados. Son constuctoras de paz aquellas mujeres que desde sus propios hogares rompen el silencio y denuncian el abuso por amor a sus propias familias. Se hace necesario que la Iglesia se pronuncie en contra de todo esta violencia y que esto ya no sea un asunto de la mujer sino un movimiento de resistencia y denuncia de las iglesias históricas de paz. No paso por alto los avances que se han hecho en los últimos 20 años, que yo misma he visto y experimentado pero aun queda mucho por recorrer para ser genuinamente Iglesias de Paz.
Conclusión
Terminamos con el texto con el que hemos iniciado:
“De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.” Aparece una mujer con un frasco de aceite-perfume costoso y unge a Jesús en la mesa de la casa del fariseo. Una mujer que se atreve a ungir, a tocar a Jesús en público, se allega a la mesa. Una mujer que cumple un rol profético es decir de anuncio y denuncia, una mujer que cumple un rol sacerdotal, ya que unge a Jesús, derecho propio de los sacerdotes en el A.T. y es por esto que Jesús solicita que en la historia se incluya a esta mujer para memoria de ella, porque asi se hace justicia, así se construye juntos y juntas la Paz-Shalom bienestar para todos y todas.
Es una invitación a no olvidar el aporte y servicio de las mujeres en la historia pasada y presente en la construcción de la paz. No olvidar que tanto hombres como mujeres han sido llamados a construir un mundo mejor sin distingo de género, raza, lengua o nacionalidad. Que la memoria histórica no nos permita olvidar lo que Dios mismo desea que recordemos. Por “hacer esto en memoria mía” como dijo Jesús, es hacer memoria de los caídos y caídas pero resucitados y resucitadas por el poder de Dios. ¡!Para memoria de ella, en nombre de la Paz verdadera que está en Jesús!!
Elizabeth Soto: Doctora en Ministerio en el Área de Estudios Feministas Internacionales, teóloga, capellana pastoral, coordinadora de prácticas ministeriales, pastora y profesora.
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