miércoles, 9 de mayo de 2012

¡PERDÓNANOS, SEÑOR!





Antífona de confesión
 
Venimos ante ti, Padre, para admitir públicamente nuestras transgresiones,
a reconocer con humildad nuestras iniquidades,
a confesar nuestras desobediencias.
Te pedimos una vez más...
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Por fallar en ocasiones al no cubrir tus expectativas de nuestro rol como padres y madres en nuestros ámbitos familiares cotidianos.
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Por abusar a veces de nuestra autoridad creyéndonos dueños de nuestros hijos e hijas,
y violentando sus individualidades de diversas maneras.
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Por tratar de hacer de nuestros hijos e hijas lo que nosotros no alcanzamos ser 
y olvidarnos, en nuestro empeño, de sus verdaderas vocaciones e intereses personales.
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Por nuestro inconsciente egoísmo cuando no le dedicamos el tiempo y el espacio que nuestros hijos e hijas merecen y reclaman, alegando nuestros sabidos pretextos
de cansancio, trabajo, compromisos, y otros supuestamente muy importantes.
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Cuando también somos injustos con nuestros propios padres y no tenemos la paciencia
para escucharles y acompañarles con amor.
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Por todas las palabras y acciones violentas contra la integridad física, moral y espiritual
de nuestros hijos y padres, olvidando que también nosotros fuimos y seremos eventualmente como ellos.
 
¡Perdónanos, Señor!
 
Por olvidarnos de ti, y relegarte a un segundo plano, cuando sabemos que el verdadero perdón y el más profundo amor vienen solamente de ti, ¡PADRE Y MADRE!
 
(Equipo de Liturgia / Iglesia Bautista “Ebenezer” de Marianao, La Habana, Cuba.
Esta oración puede ser usado en alguna celebración dedicada al hogar y la familia)

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