"Cuando venga el consolador, que yo les enviaré de parte del padre, el Espíritu de verdad que prosede del Padre, él testificará acerca de mí. Y también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio."
Juan 15: 26_27.
Liturgia de
Pentecostés
(Creación
colectiva.
Programa de
Liturgia del Consejo de Iglesias de Cuba)
Oración de invocación
Espíritu de Dios, ven a nuestras vidas.
Abre nuestros ojos para reconocer tu presencia en toda persona. Abre nuestros
oídos para escuchar tu voz revelada en los más pequeños. Abre nuestra
imaginación para descubrir tus propósitos en lo increíble e inesperado. Toca
nuestros corazones para estar atentos al clamor de otros y otras. Espíritu de
Dios, ven a nuestras vidas, muéstranos nuevamente tu salvación. Amén.
Canto:
“El Espíritu de Dios está en este lugar”
Confesión
de pecados (antífona)
Celebrante: Espíritu de Amor,
confesamos ante ti que en ocasiones hemos sido insensibles a tu llamado y tu
revelación nos ha sorprendido. Perdona nuestra inseguridad. Pueblo: Señor, ten
piedad de su pueblo.
Pueblo: Señor, ten piedad de tu pueblo.
Celebrante: Espíritu de Misericordia,
reconocemos que no te hemos obedecido y no hemos sabido confiar en ti todo el
tiempo y en todo lugar. No tengas en cuenta nuestras dudas y flaquezas.
Pueblo: Señor, ten piedad de tu pueblo.
Celebrante: Espíritu de Vida, perdona
nuestra falta de compromiso y de visión, que nos aleja de servirte y de cumplir
con tu voluntad y tu propósito.
Pueblo: Señor, ten piedad de tu pueblo.
Seguridad del
perdón.
Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios hará lo
que es justo: nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad (1
Juan 1, 9),
Canto de
Aclamación de la Palabra:
“Busca primero el reino de Dios”
Lectura bíblica
en Joel 2, 28-32
Meditación
Credo
Creemos en Dios, Creador Eterno, que
con su palabra genera la vida, conforma los pueblos y hace alianza con los
seres humanos de todas las culturas.
Creemos en Jesús de Nazaret, hijo de
María, quien nos mostró la llegada de ese reino, semejante a un grano de
mostaza, y fue fiel a este proyecto hasta las últimas consecuencias. Nos enseñó
que el mayor es el que sirve, que los postreros serán primeros, que todos somos
importantes y que la última palabra la tiene el servicio y el amor. Él nos
reveló la comunión con el Padre por medio de la oración, y nos declaró que
nunca más estaríamos solos(as), que moraría en nosotros y nosotras el Espíritu
de Verdad. Por eso fue juzgado, sufrió muerte de cruz, pero al tercer día resucitó
y nos reconcilió con el Padre al vencer la muerte.
Creemos en el Espíritu, fuego abrazador
que irrumpe en la historia y nos calienta el alma, nos humaniza, nos provoca
pasión por la justicia, nos ata a la tierra y los unos a las otras.
Creemos en la Esperanza.
Creemos en lo sueños y las visiones.
Amén.
Bendición.
Que Dios, Creador Eterno, esperanza de
todos los que sueñan, nos una como una gran familia.
Que Jesucristo, el Resucitado, en un
mundo marcado por señales de muerte, nos ofrezca salvación y vida.
Que el Espíritu, fuego que ilumina,
llene nuestros labios para proclamar el idioma solidario del amor.
Envío
Ahora, iremos al mundo a compartir el
Espíritu de Vida que nos habita, a repartir esperanza, a ofrecer testimonio de
ser uno en la mano de Dios.
Canto
de envío: “Envía tu Espíritu”
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