lunes, 30 de mayo de 2011

REFLEXIÓN BÍBLICA


El duelo de Tomás y su encuentro con Jesús (Juan 20,19-31 )

 

  Detalle de La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio (1601-1602)

Òleo sobre tela
Por Monica Sanhueza*
Nuestra cultura occidental nos conduce a pensar que la única manera de formar familia es a través de los lazos de sangre o pasando por el registro civil. Sin embargo en la Biblia existen muchos ejemplos de familias formadas más allá de los vínculos socialmente establecidos. Jesús y sus discípulos constituyen un buen ejemplo de una familia por elección (ef. 2:19)
De modo que no hay creyente en JC que esté confinado la soledad, Dios nos saca de la soledad y nos pone en comunidad, en familia. En la enseñanza de Jesús, estos lazos de los que hacen la voluntad de Dios son, en muchos casos, más fuertes que los otros. (Mr. 3. 35).
Hoy vamos a reflexionar juntos sobre el caso de Tomás, un discípulo de Jesús que en medio de la crisis del duelo por su señor y maestro. Solo habían pasado tres días de la muerte de éste, cuando recibe el anuncio de sus compañeros de que había resucitado y se les había aparecido en su ausencia. Tomás entonces, pide datos concretos para creerles (vers. 24).
Analizar, dentro de nuestras humanas posibilidades, este caso nos invita a husmear un poco qué pasaba dentro de la familia de la fe de Tomás y cómo reaccionaron los demás discípulos a sus palabras.
Se me ocurre que tal vez ese encuentro previo con Jesús, que relatan los vers. 19 al 22, puso paños fríos en la reacción de los discípulos … los hizo actuar más conscientes del daño que podrían provocar si abrían la boca a la ligera. De manera qué, no le dicen nada (vs. 25), se mantienen juntos sin juzgarlo, lo contienen, lo sostienen y no lo condenan. En ningún momento le dicen que… cómo se atreve a dudar, tampoco lo hacen pensar ni recordar todos los milagros y los hechos extraordinarios de los que fueron protagonistas y testigos. Aceptan sus dudas y lo acompañan calladamente.
A pesar de esta diferencia de vivencias en relación con Jesús, Tomás se queda con los discípulos porque siente que puede convivir entre ellos, aunque no piense igual, aunque para creer necesite palpar la realidad con sus manos.
A lo largo de la vida muchos/as de nosotros/as hemos sido testigos y aún protagonistas, dentro de las iglesias y de las instituciones religiosas; de momentos en que se ha excluido a hermanos o hermanas por pensar diferente. Por esa razón, me gusta tanto este texto, porque en él se puede ver claramente que así como Dios no excluye a nadie, ni aún a los que no creen, entonces nosotros también necesitamos vivir en ese mismo Espíritu inclusivo. Así, continuaremos andando en la vida abundante que El quiere para nosotros/as.
¡Qué saludable es expresar valientemente las dudas como lo hizo Tomás! Tomás verbalizó sus dudas, en el contexto de su familia de la fe (una familia en medio de la crisis del duelo), no fue al café de la esquina, ni a los amigos del barrio, fue a sus hermanos/as. Esta actitud muestra mucha sensatez de su parte, lo comenta frente a quienes lo escuchan. Ese pequeño grupo, una comunidad terapéutica, la iglesia, ampara a Tomás que sufre, duda y batalla. ¿Cómo no se quedaría entre ellos?
El verdadero peligro de Tomás no está en la duda, dudar es un acto de revisión de nuestra fe, la duda es la antesala de una fe más fuerte y robusta. El peligro de Tomás es hundirse en las sombras de sus propias teorías, lanzarse a una vida sin horizontes, vivir sin compromisos vitales, sin ideales que lo trasciendan, vivir una vida empobrecida, “perder su norte”. Tomás ha condicionado su fe a la evidencia de los sentidos, pretende poner el triunfo de la vida sobre la muerte al alcance de su tacto. El peligro de Tomás es cerrar el corazón a Dios, al testimonio de sus compañeros y a sí mismo. De allí al cinismo y a la desesperanza no hay más que un paso.
En este contexto es que, Jesús resucitado va al encuentro de Tomás para ofrecerle las pruebas que lo afirmaran en su fe (vers. 27 al 29).
Me imagino la escena…Jesús aparece y dice : - “Paz a vosotros” y ahí está Tomás llorando como un niño, ya no necesita tocar ni ver las heridas. El encuentro restaurador y renovador con Jesús, en el marco de la comunidad de fe es, lo que tradicionalmente la iglesia afirma como “conversión”. Creo que la conversión no es solo un momento puntual en la vida, sino un proceso de encuentros con el Maestro. .. Allí vamos nosotros navegando en nuestro mar de dudas y desesperanzas cuando sale Jesús a nuestro encuentro… no son entonces, las enseñanzas atesoradas en la niñez, ni las oraciones repetidas de memoria, ni los postulados teológicos…es el encuentro con Jesús lo que cambia nuestra perspectiva de la vida y le otorga sentido.
Tomás entonces hace su confesión, vers. 28 y Jesús enuncia la última bienaventuranza de los evangelios “Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (vers. 29).
Los invito a cerrar esta parte agregando esta bienaventuranza a las que se hallan en Mateo 5.
  • Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
  • Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
  • Bienaventurados los mansos porque ellos recibirán la tierra por heredad
  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados
  • Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.
  • Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios
  • Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios
  • Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos
  • Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
  • Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
  • Bienaventurados los que no vieron y creyeron. “Felices los que se atreven a confiar en las palabras de Jesús y en el testimonio de la familia de la fe, porque aprenderán a caminar con él y a caminar en comunidad, no habrán vivido en vano y no habrán vivido solos”. *
Mateo 5:1-12 y Juan 20 : 29.
Lectura de los últimos 2 versículos 30 y 31.
A modo de aclaración: Varias ideas vertidas en ésta reflexión han sido inspiradas en el Capítulo 7 “Redes de Apoyo. Tomás y la familia de la fe” del libro de Jorge Maldonado/ Aún en las mejores Familias.- Buenos Aires: Nueva Creación.- 1994.
*Monica Sanhueza es docente en una escuela de educación primaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires e integra el Consejo Pastoral de la Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires. Esta reflexión fue compartida en el encuentro comunitario dominical del 1 de mayo del 2011.
Artículo sacado de AMLAC (Agencia Menonita Latinoamericana de Comunicaciones).

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