viernes, 22 de enero de 2016

"CUIDÁNDONOS ENTRE MUJERES" EN CUBA

Cuidándonos entre Mujeres en Cuba
Por Mennonite Women USA
4 de enero de 2016














Luego de presentar en Cuba los dos primeros seminarios sobre Cuidándonos entre Mujeres, Carolyn Heggen, psicoterapeuta especializada en sanación de traumas, y Rhoda Keener, Directora de Sister Care de Mennonite Women USA, visitaron el museo de arte de  La Habana Vieja. Conversaron brevemente con las dos distinguidas mujeres encargadas, y cuando se iban, una de ellas les preguntó, “¿Tienen algún jabón?”  Heggen, que había estado en Cuba antes y sabiendo lo escaso y costoso que es el jabón allí, tenía dos jabones pequeños y se los entregó a las mujeres.

En esta exuberante  y hermosa isla, la necesidad de la gente de artículos esenciales contrasta con la calidad excepcional del sistema educativo de Cuba, que provee educación gratuita para todos.  Carreteras de cuatro carriles con buses modernos y autos de fabricación china van lado a lado con autos Ford y Buick de los años 40 y 50.















Y autos Chevrolet van por la ruta junto a carros tirados por caballos.

Los seminarios Cuidándonos entre Mujeres se llevaron a cabo en Camagüey y La Habana desde el 23 al 28 de noviembre, auspiciados por el Consejo de Iglesias de Cuba. Participaron noventa mujeres de 17 denominaciones, incluyendo Metodistas, Bautistas, Pentecostales, Presbiterianas, Ejército de Salvación y Cuáqueros.

Heggen y Keener iniciaron cada taller pidiendo a las mujeres que formaran pequeños grupos que reunieran una lista de desafíos encarados por las mujeres de Cuba. Muchas anotaron dificultades económicas; aunque cada adulto recibe mensualmente una asignación, la misma no alcanza para un mes.  Igualmente difícil resulta la escasez de artículos básicos. Los cubanos piensan a menudo en el bloqueo de EE.UU. porque afecta sus vidas diarias.  Una mujer dijo: “Cuando no encuentro algo en el almacén, pienso, ‘Es por el bloqueo’.

Las familias a menudo se ven separadas por causa de la migración. Muchos jóvenes han emigrado a los EE.UU.  Hay tantos cubanos viviendo en Miami como en La Habana.  Así las familias se ven separadas de por vida y sufren.



















Midiam Lobaina, del Consejo de Iglesias de Cuba,  fue anfitriona de los seminarios.

Ella resumió las necesidades de las mujeres de Cuba  diciendo: “Hay mucha escasez en Cuba, pero la más seria es la escasez de esperanza”.  Los anuncios tratan de combatir esta falta de esperanza diciendo: “Somos una obra en marcha”, “Por esta libertad tenemos que darnos totalmente”, y “En el sacrificio hay unión”. Han transcurrido 50 años desde la revolución, y para muchos, la esperanza en cuanto a la economía está desvaneciéndose.

El gobierno ha pasado de ser un estado ateo a aceptar a las iglesias. La Dra. Ana Esmende Delisle Grinan, que participó en el seminario en Camagüey, dijo que el gobierno está ahora empezando a pedir ayuda  a las iglesias en cuanto a problemas de adicciones, VIH, cuidado de los ancianos, y la restauración de los valores morales.

Cuba es el 13º país donde se realizaron seminarios de Sister Care.
Estos seminarios brindan instrumentos para sanación personal para que las mujeres puedan ser sanadoras de otras. Algunas reacciones a los seminarios:
“Me siento mejor equipada sabiendo cómo entender mi propia historia de vida y cómo ayudar a otras”.
“He aprendido a ver la belleza de mis sufrimientos y a ver cómo Dios puede sanarnos y usar nuestras lágrimas”
“Me voy con una nueva esperanza y con ideas sobre cómo ayudar a mi comunidad y a las hermanas de mi iglesia”.

Heggen dijo: “Aunque los cubanos fueron enseñados a considerar que el gobierno de los EE.UU. es la causa de sus carencias y problemas y a ver a los estadounidenses como sus enemigos, me conmovió la cálida respuesta de las mujeres cubanas hacia nosotras y hacia nuestras presentaciones. Aprendí mucho de ellas en cuanto a la valentía y la perseverancia en situaciones difíciles y siento un grande aprecio hacia nuestra comunidad de fe mundial.”



Izq. a der. Rhoda Keener, Midiam Lobaina, Carolyn Heggen

La invitación a compartir en Cuba seminarios sobre Cuidándonos entre Mujeres nos llegó a través de la amistad de Elizabeth Soto Albrecht con Raquel Suárez, hija de Raúl Suárez, fundador del Centro Martin Luther King en La Habana. Suárez aconsejó que la actividad fuera auspiciada por el Consejo de Iglesias de Cuba. Albrecht había planeado colaborar en la enseñanza, pero tuvo que cancelarlo por  enfermedad en su familia.
El dinero para los gastos de Mennonite Women USA fue provisto por donaciones individuales y por el Fondo de Prevención y Atención del Abuso Sexual. El libro de Heggen, Sexual Abuse in Christian Homes and Churches (Abuso Sexual en Hogares Cristianos e Iglesias)  fue obsequiado al Consejo de Iglesias. Muchas mujeres compartieron historias personales en cuanto al abuso y la violencia sexual.



Debido a  las limitaciones económicas en Cuba, se necesitó fondos para cubrir el costo de alojamiento, comida y viaje de las participantes en Camagüey y La Habana. El Comité Central Menonita (CCM) y  el Movimiento de Mujeres  Anabautistas Haciendo Teología en América Latina (MTAL)  aportaron esos fondos. Keener dijo. “Aunque no participaron mujeres Menonitas ni Hermanas en Cristo, fueron invitadas, y se iniciaron importantes conexiones con el CCM y MTAL. También respondimos al pedido de un líder cubano de la iglesia interesado en literatura Anabautista de paz.  Esta ha sido una extraordinaria oportunidad de conectarnos con la iglesia mundial.” (Trad. Milka R.) 

martes, 5 de enero de 2016

REFLEXIÓN DE MATEO 2: 1-12

RELATO DESCONCERTANTE
Escrito por  José Antonio Pagola

MATEO 2, 1-12
1 Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. En esto, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
2 preguntando:
- ¿Dónde está ese rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje.
3 Al enterarse el rey Herodes se sobresaltó, y con él Jerusalén entera; 4 convocó a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo, y les pidió información sobre dónde tenía que nacer el Mesías. 5 Ellos le contestaron:
- En Belén de Judea, así lo escribió el profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá: pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel (Miq 5,1).
7 Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran cuándo había aparecido la estrella; 8 luego los mandó a Belén encargándoles:
- Averiguad exactamente qué hay de ese niño y, cuando lo encontréis, avisadme para ir yo también a rendirle homenaje.
9 Con este encargo del rey, se pusieron en camino; de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta pararse encima de donde estaba el niño. 10 Ver la estrella les dio muchísima alegría.
11 Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas le rindieron homenaje; luego abrieron sus cofres y como regalos le ofrecieron oro, incienso y mirra.
12 Avisados en sueños de que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Ante Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que lo buscan, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la religión del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que solo ve en él un peligro.
Los magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Solo que viven atentos al misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.
En algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de encontrar una Luz para el mundo.
Su llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado por Herodes, se reúne el gran Consejo de «los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo». Su actuación es decepcionante. Son los guardianes de la verdadera religión, pero no buscan la verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven sordos a su llamada.
Su seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no sospechan que su misterio es más grande que todas las religiones, y tiene sus caminos para encontrarse con todos sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a Jesús.
El rey Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su crueldad. Hará todo lo posible para eliminarlo. Desde el poder opresor solo se puede «crucificar» a quien trae liberación.
Mientras tanto, los magos prosiguen su búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no encuentran en él nada digno de adoración. No entran en el Templo grandioso de Jerusalén: tienen prohibido el acceso. La pequeña luz de la estrella los atrae hacia el pequeño pueblo de Belén, lejos de todo centro de poder.
Al llegar, lo único que ven es al «niño con María, su madre». Nada más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.
El relato es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de la vida.

José Antonio Pagola