MUJER, GRACIA Y LIBERTAD
TEXTO BÍBLICO: Juan 8:1-11
“Sí Dios no hubiera borrado mi pasado, seguramente yo
sí
hubiera borrado mifuturo" Paco Palafox".
En los tiempos de Jesús, como en los nuestros,
todas las culturas eran patriarcales.
Las mujeres estaban subordinadas primero
a sus padres, y
luego a sus maridos.
No obstante, su condición
socioeconómica
variaba significativamente
de acuerdo con el grado de derechos civiles y
de herencia
asignados a ellas por cada una
de las culturas mediterráneas.
En esta situación,
la actitud de Jesús
frente a las mujeres tiene un carácter fundante,
liberador y solidario, y no acusador, tal es el
caso del evangelio de Juan 8.
Cabe
señalar que las mujeres en el evangelio de Juan
desempeñan un rol importante, en el
que ejercitan
distintas tareas entre otras el ser discípulas, las cuales
aseguran la fidelidad al seguimiento de Jesús.
EL TEXTO.
COMENTARIO
Juan 8:1 Este texto no aparece en la mayoría de los
manuscritos; otros lo incorporan en lugar diferente.
El relato parece haber sido
una historia conservada
primero en forma independiente y luego incluida aquí.
La
narración interrumpida en 7.52 continúa en 8.12.
En el texto Juan 8:1-4, se narra la historia de
“La mujer
adúltera” titulada así porla mayoría
de las versiones, cabe hacer hincapié que durante
todo el texto solamente se habla de acusar a la mujer
sorprendida en
adulterio, no asimismo al
protagonista ignorado, el hombre, quien no se menciona
de
ninguna manera y quien seguramente también fue
sorprendido en el mismo acto,
en el mismo
momento y en el mismo lugar por los fariseos,
maestros de la
ley y multitud que denunciaban el delito.
Los versículos 5-9 los maestros de la ley y fariseos
se
dirigen a Jesús con un respeto malintencionado,
preguntando y sugiriéndole a la vez
la propuesta del
castigo de muerte merecido según la ley para ese delito
creyendo que así Jesús caería en una trampa y tendrían
de que acusarle, si Jesús se
pronunciaba en favor
de la mujer, podrían acusarlo de no tomar en serio
la Ley
mosaica; si se declaraba en favor de la pena
de muerte, entraría en conflicto con las
autoridades
romanas ( Jn 18.31), sin embargo revirtiéndoles
Jesús sabiamente
da una respuesta creativa “El que
esté libre”... Jesús invita a una toma de
conciencia
de nuestra condición pecaminosa, desde el amor
al prójimo como a uno
mismo, y como dando un gol
a sus mugres conciencias les propone que el más
limpio
de ellos tire la primera piedra y no hubo quien hiciera
uso de la ley o de
su conciencia.
“Al oír esto se fueron uno tras otro, dejando
solo a Jesús con la
mujer”….
En los versos 10-11 se encuentra la acción de Jesús
de
levantarse y preguntar a la “mujer ¿dónde están?
¿nadie te ha condenado?”. Esta
acción y palabras de
Jesús empoderan a la mujer, de tal manera que ella
se atreve
a expresar “Ninguno Señor”, expresión
que contiene un trasfondo de libertad y de
solidaridad.
La expresión “Puedes irte, pero no vuelvas a pecar”,
señala
en el texto la Gracia gratuita e incondicional
de Jesús, la confianza de Jesús hacia la mujer, la
integración de la mujer a la vida social y religiosa,
la
libertad tanto física (corporal) como espiritual
(perdón de pecados) y el compromiso ético
frente
a un nuevo modelo de vida.
EL CONTEXTO.
ACTUALIZACIÓN
Si trasladamos éste relato a nuestra vida cotidiana
quizá
encontremos mucha similitud en nuestras iglesias,
sociedad y en nuestras
actitudes consciente e
inconscientemente, de tal manera que nos convertimos
en acusadores,
machistas y/o feministas o jueces según
nuestra conveniencia, sin
tomarnos un momento de
reflexión y evaluación de nuestros propios actos.
Las personas a lo largo de nuestra historia cometemos
errores que quizá desearíamos jamás haber cometido,
retroceder el tiempo o
volver a nacer para
limpiar nuestro pasado y no pasar por el juicio,
la
vergüenza, el dolor moral y social que nos pueden
marcar.
A causa de estos errores nos
enfrentamos a crisis
emocionales, sentimentales, o psicológicas que
hieren,
destrozan, y ensucian nuestras conciencias,
hacen que perdamos la esperanza, los
sueños,
la confianza y el verdadero sentido de la vida
porque nos sentimos
avergonzados por
experiencias vividas, señalamientos sociales,
religiosos y
personales y pasamos
luchando en la cárcel del pasado incluso
después de recibir
el perdón de Dios,
tanto así que le damos más importancia a las
opiniones
propias o de otros que a la
opinión que Dios nuestro creador tiene de nosotros.
La buena noticia es que Dios ha enviado a su Hijo
Jesucristo
para perdonar el pecado de la humanidad;
otorgar su Gracia, libertad y
esperanza; dar una nueva
vida capaz de asumir una nueva identidad y hacer una
persona
comprometida con los valores del reino de
Dios y su justicia.
Lic. Yalkira Rubi Sandoval Lazo
Administradora de Empresas
Iglesia de Dios de la Profecía
Nicaragua
Publicado en la Red de Liturgia del CLAI
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