miércoles, 13 de marzo de 2013

REFLEXIÓN



 MUJER, GRACIA Y LIBERTAD


                     TEXTO BÍBLICO: Juan 8:1-11
















“Sí Dios no hubiera borrado mi pasado, seguramente yo
 sí hubiera borrado mifuturo" Paco Palafox".


En los tiempos de Jesús, como en los nuestros, 
todas las culturas eran  patriarcales.

Las mujeres estaban subordinadas primero 
a sus padres,  y luego a sus maridos. 
No obstante, su condición
socioeconómica variaba significativamente
de acuerdo con el grado de derechos civiles y 
de herencia asignados a ellas por cada una 
de las culturas  mediterráneas. 
En esta situación, la actitud de Jesús
frente a las mujeres tiene un carácter fundante,  
liberador  y solidario,  y no acusador, tal es el 
caso del evangelio de Juan 8. 
Cabe señalar que las mujeres en el evangelio de Juan 
desempeñan un rol importante, en el que  ejercitan 
distintas tareas entre otras el ser discípulas, las cuales 
aseguran la fidelidad al seguimiento de Jesús.

 EL TEXTO. COMENTARIO

Juan 8:1 Este texto no aparece en la mayoría de los 
manuscritos; otros lo incorporan en lugar diferente. 
El relato parece haber sido una historia conservada
primero en forma independiente y luego incluida aquí.
La narración interrumpida en 7.52 continúa en 8.12.
En el texto Juan 8:1-4, se narra la historia de 
“La mujer adúltera” titulada así porla mayoría 
de las versiones, cabe hacer hincapié que durante
 todo el texto solamente se habla de acusar a la mujer
 sorprendida en adulterio, no asimismo al
protagonista ignorado, el hombre, quien no se menciona 
de ninguna manera y quien seguramente también fue
sorprendido en el mismo acto, en el mismo
momento y en el mismo lugar por los fariseos,
 maestros de la ley y multitud que denunciaban el delito.
Los versículos 5-9 los maestros de la ley y fariseos 
se dirigen a Jesús con un respeto malintencionado, 
preguntando y sugiriéndole a la vez la propuesta del
castigo de muerte merecido según la ley para ese delito
creyendo que así Jesús caería en una trampa y tendrían
de que acusarle, si Jesús se pronunciaba en favor
de la mujer, podrían acusarlo de no tomar en serio
la Ley mosaica; si se declaraba en favor de la pena
de muerte, entraría en conflicto con las autoridades
romanas ( Jn 18.31), sin embargo revirtiéndoles
Jesús sabiamente da una respuesta creativa “El que 
esté libre”... Jesús invita a una toma de conciencia
de nuestra condición pecaminosa, desde el amor
al prójimo como a uno mismo, y como dando un gol
a sus mugres conciencias les propone que el más limpio
de ellos tire la primera piedra y no hubo quien hiciera
uso de la ley o de su conciencia.
“Al oír esto se fueron uno tras otro, dejando 
solo a Jesús con la mujer”….
En los versos 10-11 se encuentra la acción de Jesús
de levantarse y preguntar a la “mujer ¿dónde están?
¿nadie te ha condenado?”. Esta acción y palabras de
Jesús empoderan a la mujer, de tal manera que ella
se atreve a expresar “Ninguno Señor”, expresión
que contiene un trasfondo de libertad y de solidaridad.
La expresión “Puedes irte, pero no vuelvas a pecar”, 
señala en el texto la Gracia gratuita e incondicional  
de Jesús, la confianza de Jesús hacia la mujer, la
integración de la mujer a la vida social y religiosa,
la libertad tanto física (corporal) como espiritual
(perdón de pecados) y el compromiso ético frente 
a un nuevo modelo de vida.

  EL CONTEXTO. ACTUALIZACIÓN

Si trasladamos éste relato a nuestra vida cotidiana
quizá encontremos mucha similitud en nuestras iglesias, 
sociedad y en nuestras actitudes consciente e
inconscientemente, de tal manera que nos convertimos
en acusadores, machistas y/o feministas o jueces según 
nuestra conveniencia, sin tomarnos un momento de
reflexión y evaluación de nuestros propios actos.
Las personas a lo largo de nuestra historia cometemos
errores que quizá desearíamos jamás haber cometido,
 retroceder el tiempo o volver a nacer para
limpiar nuestro pasado y no pasar por el juicio,
 la vergüenza, el dolor moral y social que nos pueden 
marcar. 
A causa de estos errores nos enfrentamos a crisis
emocionales, sentimentales, o psicológicas que
hieren, destrozan, y ensucian nuestras conciencias,
hacen que perdamos la esperanza, los sueños,
la confianza y el verdadero sentido de la vida
porque nos sentimos avergonzados por
experiencias vividas, señalamientos sociales,
religiosos y personales y pasamos
luchando en la cárcel del pasado incluso
después de recibir el perdón de Dios,
tanto así que le damos más importancia a las
opiniones propias o de otros que a la
opinión que Dios nuestro creador tiene de nosotros.
La buena noticia es que Dios ha enviado a su Hijo
Jesucristo para perdonar el pecado de la humanidad;
otorgar su Gracia, libertad y esperanza; dar una nueva
vida capaz de asumir una nueva identidad y hacer una
persona comprometida con los valores del reino de 
Dios y su justicia.

Lic. Yalkira Rubi Sandoval Lazo
Administradora de Empresas
Iglesia de Dios de la Profecía
Nicaragua

Publicado en la Red de Liturgia del CLAI 

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