PERSONAJES QUE DEJAN HUELLA
MARICELA YANETT PALACIOS URIZAR
1 Noviembre 2021
Mi nombre es Maricela Yanett Palacios Urizar. Inicié mi seguimiento a Jesús a los doce años. Actualmente, soy pastora menonita, mujer y teóloga del camino. Soy esposa del Pastor Rolando Godínez, y madre de 3 hijos: Kevin, Abner y Heber, a quienes amo y admiro por sus dones puestos al servicio del Señor y al servicio de su prójimo. También soy abuela de Kevin Santiago, mi primer nieto.
Tengo 54 años. Nací en el bello Municipio de Nebaj del Departamento del Quiché, situado a 240 kilómetros de la ciudad capital de Guatemala. Esta comunidad rural fue afectada directamente por el conflicto armado interno en la década de los 80. A la edad de 12 años experimenté el dolor y el terror de presenciar el asesinato de mi abuelo paterno y varios familiares cercanos. Escuché el llanto de tantas madres que perdieron a sus hijos, pude sentir el sufrimiento de niñas y niños que quedaron huérfanos, y la muerte de familias completas como consecuencia del conflicto armado interno.
Al vivir tanto dolor, violencia y muerte, sentí mucho temor y encarné el dolor de todos los que lloraban a sus seres queridos. Me desafió un fuerte llamado a responder a los que sufrían en ese valle de sombra y desesperanza, presentándoles una acción salvífica a través del mensaje liberador y restaurador del Reino de Dios que se hace presente a través de acciones concretas.
Mi padre un hombre muy generoso y con una pasión profunda por servir a su prójimo, fue quien me enseñó cómo ser las manos de Dios, a través de acompañar a quienes estaban solos, llorar con quienes lloraban, dando de comer a quienes tenían hambre, protegiendo a las personas indefensas y a quienes sufrían una persecución injusta.
El relato de Mateo 2:13-14 cuenta como el niño Jesús y su familia huyeron a Egipto, un lugar desconocido y dejaron todo para resguardar sus vidas en medio de las amenazas. Esto es muy similar a lo que yo viví con mi familia. Debido a la violencia y muerte que nos amenazaba en Nebaj, mis padres se vieron en la necesidad de migrar a la ciudad Capital de Guatemala para preservar la vida de nuestra familia.
Uno de mis sueños dentro de la iglesia era ser maestra de niñas y niños. Este sueño lo alcancé a la edad de 14 años cuando inicié dando clases bíblicas en un programa de alimentación. Este programa atendía a la niñez de escasos recursos. Continúe mi caminar en la fe liderando también el ministerio de jóvenes. A la edad de 17 años fui secretaria del Consejo de Ancianos y colaboré con el Ministerio de Damas.
Otro de mis sueños era estudiar Teología. Este sueño era apoyado por mis padres y los ancianos de la iglesia. Así, inicié mis estudios a la edad de 18 años, después de graduarme como secretaria en el nivel medio, inicié mis estudios Teológicos
En el año 2001 inicié mi caminar con la Iglesia Evangélica Menonita de Guatemala (IEMG). Junto a mi esposo iniciamos nuestros estudios en el Instituto Bíblico Menonita. En el 2003 fuimos invitados a acompañar pastoralmente a la Iglesia Menonita Roca de Salvación, la cual pertenece a la Convención IEMG. Esta es una Iglesia ubicada en la periferia de la ciudad, en donde Dios nos ha permitido acompañar a las familias con dificultades de diferente índole.
En el año 2006, junto a mi esposo iniciamos nuestros estudios en el Seminario Teológico Anabautista SEMILLA, obteniendo el Bachillerato Superior en Biblia y Teología y Estudios Pastorales. Después continuamos preparándonos y accedimos al nivel de Licenciatura en Teología y Ministerio Pastoral. De esta manera podemos servir con excelencia en el ministerio al cual fuimos llamados por el Señor Jesús.
Mientras nos preparábamos y desarrollamos nuestro ministerio pastoral en la Iglesia Menonita Roca de Salvación, mi esposo y yo fuimos ordenados como pastores en 2011. Ser ordenada como pastora, en un contexto donde muy pocas mujeres tienen esta oportunidad, representó para mí un evento importante y trascendental en mi vida. También fue testimonio para otras mujeres de que somos parte importante en el Reino de Dios, e instrumentos de paz y esperanza para muchas mujeres, las cuales han sido violentadas e invisibilidades en muchas iglesias por interpretación equivocada del texto bíblico.
En el año 2006 inicie el trabajo en el Consejo Pastoral de la IEMG. En el año 2010 me involucre en el trabajo del Ministerio de Mujeres de la IEMG, coordinando las diferentes actividades del Conjunto de Iglesias. Este Ministerio me ha llenado de mucha alegría, he tenido un acercamiento a las hermanas lideresas de cada Iglesia. He caminado con ellas, y me he dado cuenta de la entrega y el amor con el que desarrollan el trabajo en sus comunidades, a pesar de las limitaciones y problemas que enfrentan cada día.
En el año 2016 el Señor me permitió iniciar el trabajo como coordinadora y representante de mi país en el Movimiento de Mujeres Anabautistas haciendo Teología desde América Latina
A partir del 2017, el Señor me permitió desarrollar mi ministerio como presidenta de la Convención en Guatemala. Durante este tiempo he tenido la oportunidad de impulsar programas de atención dirigidos a niñas y niños, jóvenes, mujeres, personas de la tercera edad. También he trabajado en el fortalecimiento de capacitación pastoral, y en apoyar iniciativas de atención a emergencias de hermanos y hermanas que han decidido servir al Señor en estas áreas. Esta labor nos ha permitido acompañar a nuestros hermanos Kekchis y personas afectadas por las erupciones del Volcán Pacaya.
Por otro lado, he tenido la oportunidad de apoyar las relaciones fraternas entre el Seminario SEMILLA y la IEMG, siendo su representante y asumiendo la coordinación del Instituto Bíblico del Seminario en nuestras Iglesias. Esto ha sido una experiencia enriquecedora y actualmente desempeño la labor como vicepresidenta de la Junta Directiva del Seminario.
Una experiencia muy especial en mi ministerio sucedió en el año 2018 cuando fui invitada por el Congreso Mundial Menonita a participar en las reuniones del Concilio General en Kenya.
No estoy segura de haber hecho todo lo que realmente hubiese querido, sin embargo, estoy agradecida con Dios por lo que hasta el momento he alcanzado. Uno de mis sueños fue capacitarme para servir con excelencia, tener una familia integrada y que todos tuviéramos esa pasión por el servicio. Agradezco a Dios porque puedo decir que he alcanzado este sueño, el ministerio pastoral lo desarrollamos en familia y nuestros dones los complementamos en familia.
Tengo otros sueños aún por alcanzar. Mi gran sueño es ver a la niñez viviendo sin violencia, a las mujeres viviendo y desarrollándose en plenitud y un mundo donde podamos respetarnos y vivir con la paz de Dios. También me gustaría viajar a Europa con mi familia y conocer los sitios emblemáticos de nuestra corriente Anabautista.
El personaje bíblico que me inspiró y me sigue inspirando cada día a hacer lo que hago es Jesús. Él es el más grande ejemplo de amor y servicio que tenemos. Por amor se despojó de su gloria y se hizo humano para caminar y vivir con los seres humanos, para sentir y llorar con los que lloran. El servicio más grande que presto a la humanidad fue su vida para que nosotros tengamos vida y vida en abundancia.
SIMBOLOS
LA LUZ DEL ALBA: La luz de cada nuevo día es un símbolo que me hace retroceder en el tiempo hasta mi infancia, cuando sentía las noches obscuras tan largas y frías, y para sobrevivir necesitábamos hacer trincheras, agrupándonos como familia para protegernos de la muerte que rondaba sin descanso. Mi fragilidad humana se quebraba en llanto de gratitud a Dios al ver clarear el alba con sus primeros rayos de luz y escuchar el canto de las aves como signos de esperanza y del amor de Dios. ¡¡Amanecía!!, era una nueva oportunidad de vida, una oportunidad más para seguir la lucha de sobrevivencia
EL ROBLE: Es un símbolo importante en esta etapa de mi vida, ya que, a pesar de las tormentas y los vientos fuertes, éste se mantiene en pie. Así ha sido este tiempo con la separación física de mi primer hijo, Kevin, superar el Covid-19, la explosión en mi cocina. A pesar de las heridas sufridas Dios se encargó de sanarme y restaurarme. La fidelidad de Dios me sostiene en medio de las tormentas. Dios me ha dado las fuerzas como el roble para seguir con mis raíces fundadas en Él.
Ver a una gallina con sus polluelos, también tiene un significado fuerte para mí. Crecí en el campo y siempre fue lindo contemplar esta escena y hacerla presente en mi vida, ya que primero me siento protegida debajo de las alas de mi padre, y también siento lo mismo con mi familia, al amarlos y protegerlos y sentirlos cerca de mí. En mi comunidad me gusta también abrazar a mis hermanas y a los más vulnerables, para que sientan a través de mí el abrazo y el cuidado de nuestro Señor que se representa también en el cuidado y protección que tiene por todos nosotros.
Y en ti que huellas dejo Yanett Palacios?. Compártenos una anécdota y ayúdanos a completar su historia, escribe en el muro o envía a cita.anabautista@gmail.com