martes, 14 de septiembre de 2021

PERSONAJES QUE DEJAN HUELLA ENTRE LOS ANABAUTISTAS Angela Opimi- Bolivia


 Mi nombre es Ángela Opimi Vaca, tengo 56 años. Nací en una comunidad rural llamada Los Tajibos a unos 45 Kms de la ciudad capital de Santa Cruz de La Sierra, Bolivia. Soy hija de una familia numerosa de 5 hermanas y 7 hermanos, mis padres fueron campesinos agricultores. Mi papá a pesar de haber estudiado solo hasta 3ro de primaria fue un hombre culto, sabio, era un líder nato. Fue un líder religioso católico. Su vida cambió cuando llegaron los
2 primeros voluntarios del CCM a Los Tajibos, ellos compartieron su fe y la palabra de Dios a los jóvenes adultos. Mi papá se convirtió y fue uno de los primeros líderes de la iglesia Menonita en Bolivia.
Pasaje bíblico: 1ª. Juan 1:16
Cuando yo estaba pequeña nos llevaba a la escuela dominical y así fui
escuchando historias bíblicas, leyendo folletos porque tener una biblia en casa en esos tiempos no era fácil. Mi papá y otros hermanos fue perseguido y hasta puesto en la cárcel por ser “evangélico”, pero pese a esto él nunca abandonó la fe, esta vida y testimonio de mi papá de amar a Dios sobre todas las cosas y amar al enemigo como a sí mismo fue lo me inspiró a ser creyente, acepté a Cristo como mi Salvador y Señor de mi vida a mis 16 años. No fue fácil tomar esta decisión, sufrí rechazo de familiares, e inclusive de mi madre, que eran muy religiosos católicos. La vida de mi papá y de otros creyentes fueron ejemplos para mis primeros años de vida cristiana.
Me puso hermanos y hermanas mayores en la fe que han sido mentores y modelo en el caminar con Cristo y tener una fe activa, sirviendo a Dios y a mi prójimo con mis capacidades y dones.
Desde que me convertí he estado activa dentro de la iglesia Menonita, inicié como maestra de escuela dominical para los niños pequeños, después para adolescentes. Serví por varios años como líderes de jóvenes. Serví en diferentes épocas como miembro del consejo pastoral de la iglesia donde soy
miembro (Iglesia Evangélica Menonita Príncipe de Paz). Desde el 2017 soy parte del ministerio pastoral. Y desde febrero de este año soy vicepresidenta de la convención nacional de la IEMB.
Frase que me representa:
Servicio Voluntario.
En el año 1989 participé en un programa de intercambio de verano para jóvenes, que las Iglesias del Cono Sur desarrollaron por un par de año. En esa oportunidad fui a Brasil, allá ayudé en algunas actividades que tenía planificadas para trabajar con niños, estuve en San Pablo, en Campinas y en Goiania. En el año 1989 también participé del intercambio del Comité Central Menonita en el programa IVEP, fui a Los Estados Unidos. Estas experiencias transculturales me hicieron crecer en varias áreas de mi vida, aprendí otro idioma, conocí a otras personas, su cultura, fortaleció mi fe, crecí espiritualmente, valoré más mis orígenes y me abrió los ojos para seguir estudiando una carrera
profesional.
Mi sueño era ser enfermera, porque yo quería ayudar a los enfermos, quizás porque cuando estaba niña, acompañaba a mi mamá a atender a algún enfermo en la comunidad, mi mamá era partera y también sabía curar algunas dolencias con medicina natural. Al pasar los años, me di cuenta de que el trabajo de enfermería no era realmente para mí. Me formé como psicóloga, obtuve mi
licenciatura en el 2000 y actualmente trabajo como psicóloga terapeuta en un hogar de niños y niñas. He colaborado por varios años con CCM en dar orientación a nuevos voluntarios.
En el año 1990, postulé a una beca al seminario CEMTA en Paraguay, allí estudié teología por tres años. Durante mis estudios en Paraguay ayudé en la “Iglesia Evangélica Menonita Emaús”.
Símbolos o imágenes que representan etapas o eventos importantes en mi vida.
• Río.
El río es un símbolo que tiene mucha significancia, tanto en mi vida como en la vida de otras. El río es algo que no se detiene, que no es estático, que su estado depende de las estaciones del año. Esto se asemeja mucho a la vida de los jóvenes propiamente dicha, el joven es dinámico, entusiasta, soñador, lleno de vida, pero que también necesita contención.
El servicio voluntario me cautivo y fue así que dediqué muchos años de mi vida trabajando con jóvenes. Fui coordinadora de PROJUSE, un programa de servicio voluntario para jóvenes nacionales de las iglesias menonitas boliviana, pero con el pasar de los años el programa fue abierto para jóvenes de otras denominaciones locales e iglesias Menonita del Cono Sur y Centro América,
este ministerio me permitió conocer a muchos jóvenes, a muchas iglesias y organizaciones sociales.
El trabajo con jóvenes fue algo que me inspiraba día a día porque sentía que los jóvenes tenían mucho para dar. También necesitaban de guía y motivación para descubrir sus dones y potencialidades, para dar en el presente y prepararse para el futuro.
• Semilla.
El símbolo de la semilla me da esperanza, somos semillas, pero a la vez plantamos semillas, eso siento que ha sucedido en mi vida a través de los años.
Dios me regaló la oportunidad de ser parte de un grupo de hermanos y hermanas en el 2001 – 2002 para participar en el taller de descubriendo dones que se llevó a Cabo en Guatemala, taller impartido por el Hermano Pakiza y Tim. Este taller me motivo mucho para seguir trabajando con el liderazgo en las iglesias, descubriendo y afirmando dones dentro de la iglesia para servir a la comunidad.
• Puente.
El puente es algo muy necesario cuando existe alguna barrera u obstáculo para unir o llegar a algún lugar. Sin los puentes la travesía en el camino se hace más dificultosa o imposible. Dios en muchas oportunidades ha puesto puentes en mi caminar, y mi deseo es que también yo sea puente para otros.
La experiencia de trabajar con jóvenes locales y del Cono Sur, me dio la oportunidad de ser invitada por el Congreso Mundial Menonita como representante del continente americano de los jóvenes, fue un trabajo arduo la planificación del primer Congreso de jóvenes Anabautista que se dio en el
marco del Congreso Mundial de Africa 2003.
Estando muy de cerca trabajando con CCM en el año 2002 y 2003, fui invitada para trabajar como coordinadora de un programa de “Relaciones de Iglesias Regionales y el CCM “, este también fue otro espacio de conocer más a fondo las Iglesias Menonitas en Sur América. Por medio de este programa CCM apoyaba iniciativas sociales de las Iglesias a su comunidad, fue un espacio para acompañar a la Iglesia en su labor de servicio y desarrollo de sus comunidades.
En los años 2005 a 2012 estuve sirviendo como directora CCM de Nicaragua y Costa Rica. Estos años fueron de mucha bendición, conocer a hermanos y hermanas, colaborar con diferentes asociados y uno de los mayores asociados de CCM eran las Iglesias Menonitas. Estando allí me involucré poco a poco con el movimiento de mujeres haciendo teología para América Latina (MTAL), en el cual soy co-coordinadora del movimiento desde el 2015. El movimiento para mí ha sido: Semilla, Río, y Puente en el sentido figurativo a lo largo de varios años.
Y en ti que huellas dejo ANGELA OPIMI?
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