Bajo el sol de un nuevo día
Con mucho cariño compartiendo lo que el Señor va haciendo en nuestras vidas y en el desarrollo de la misión.
“Porque nuestro Dios, en su gran misericordia,
nos trae de lo alto el sol de un nuevo día,
para dar luz a los que viven
en la más profunda oscuridad,
y dirigir nuestros pasos
por el camino de la paz."
nos trae de lo alto el sol de un nuevo día,
para dar luz a los que viven
en la más profunda oscuridad,
y dirigir nuestros pasos
por el camino de la paz."
Profeta Zacarias en Lucas 1:67-79 Dhh
Los días de preparación para la natividad han sido intensos. Días hay que hemos quedado exhaustos pero muy felices porque el evangelio ha sido proclamado con palabras y con obras.
El seco otoño agravó la sequía que nos afecta desde hace catorce meses. Junto con el otoño llegaron los intensos fríos, las heladas y los ventarrones gélidos. Los Tarahumaras y familias campesinas enteras, siguen emigrando de la sierra a las ciudades. No hubo siembra de frijol ni de maíz ni de avena. El forraje para los animales terminó y varias miles de reses han muerto ya por el hambre. Con todo, la cosecha de manzana fue abundantísima y eso alivió un poco el sufrimiento económico de la gente, pero la pizca ya terminó y con ella apareció el desempleo.
Mientras tanto, en la misión de tierra nueva, seguimos predicando y esforzándonos. Durante un mes, tuvimos a nuestra querida hermana Pindy, médico pediatra atendiendo a los niños y dando talleres de nutrición y otros. También Liceth nuestra odontopediatra, ha seguido en su labor de apartar los miércoles por la mañana para revisar a cinco o seis niños. “¿Y que es aquí?” Es la pregunta que habitualmente nos hacen. “Es la misión de la iglesia menonita y proclamamos a Jesucristo” y aunque haya un ambiente de indiferencia y de religiosidad costumbrista, nos hemos ido ganando el favor de la gente. Hemos abierto ya el servicio de consejería y/o terapia psicológica. Los cursos para ayudar a los niños en primaria van dando frutos y el club de niños de todos los sábados es un evento de sembrar la semilla del evangelio. Los miércoles por la tarde también, pues ya nos reunimos unos quince para cantar, orar y estudiar el evangelio de Lucas. Los niños llegan puntuales y hemos decidido que, a pesar de los adultos que van, el estudio se dará en términos sencillos y para la comprensión de los niños aunque los grandes también lo disfrutan. Desde septiembre iniciamos también nuestras reuniones dominicales a las once. Aquí nos trividimos, pues tres estamos en tierranueva y una, generalmente, Ofe se queda en Anáhuac. Luego, si nos toca predicar a Amán o a mi salimos corriendo para allá.
¡El Reino de Dios le pertenece a los niños! Y nosotros les proclamamos a Jesucristo. Los niños por lo general, no tienen problemas para recibir a Jesucristo y luego ellos, son evangelistas para sus padres. Les comparto de Evelyn, una preciosísima niña de nueve años. En una ocasión, Evelyn le contó a Amán que su mamá (Rocío) estaba muy triste. “Pues dile que venga a platicar con nosotros” le dijo Amán. Sin pensarlo dos veces la niña fue y trajo a su mamá. Pero Amán pensó que eran las mujeres quienes debían atenderla y la llevó con Ofe y Rosi, luego ellas la canalizaron a mi pues era un problema de fuerte depresión. Bueno, no les cuento más Rocío ¡ya es nuestra hermana! Y ella trajo a Azucena y Azucena a su nuera, Cristina. Rocío trajo también a Mateo, su marido. ¡Gloria a Dios! Recuerdo que en otra carta, les pedí sus oraciones para ver el nacimiento de la iglesia, ¡pues ya lo hemos estado viendo!. Nos encanta que, los miércoles por la tarde, Evelyn es la encargada de repartir las Biblias y de indicar donde estamos leyendo. Ella siempre escucha con mucha atención el estudio y es muy participativa.
Este domingo en Anáhuac fue muy especial. El pasado jueves, habíamos estado en casa de Mona quien se encuentra en un estado de salud muy grave. La ministramos, oramos con ella, y pidió ser bautizada. El domingo por la mañana, un grupo de niñitos de la Iglesia Menonita de Blumenau nos dijeron que querían entregar una despensa y los llevamos a casa de Mona, ahí cantaron y oraron. Luego por la tarde, cuando el culto terminó, nos trasladamos a su casita donde oramos, cantamos “sublime gracia”, dimos testimonio de Jesucristo entre nosotros y luego Ofe procedió a bautizar a Mona, en su cama de enferma, por aspersión. Yo estaba llorando de alegría. Cuando Ofe terminó, Mona dio un profundo suspiro y dijo: “¡por fin, por fin! descanso, un peso se me ha quitado de encima!” y luego nos dijo que había estado sintiendo fuertes dolores pero estos se estaban aminorando. Es que la presencia del Espíritu Santo entre nosotros era más que evidente.
Los días anteriores y los que vienen han sido y serán maravillosos. El Comité Central Menonita nos dio cobijas (de las que hacen las señoras menonitas, de cuadros, muy bonitas) y almohadas para repartir entre los más pobres, cosa que hicimos. La Iglesia Menonita de Burwalde nos trajo 12 despensas como dice el evangelio “bien repletas, rebosantes”, que hemos entregado a 12 familias en pobreza extrema. Lo mismo se hará el próximo jueves en tierranueva. Y por su bondad y gracia seguimos con el proyecto del comedor todos los martes. Beto, uno de nuestros jóvenes nos pregunto el domingo: “¿Hay algún viejito solo que necesite leña para calentarse?, yo se la llevo”
¿Cansados? Si, pero muy muy felices de servir a nuestro amado Señor. A El, el sol de un nuevo día.
Y Finalmente. En la reunión del Comité de Misiones me impactó la preocupación de los hermanos por la situación de los Tarahumaras de la sierra. Me impactó que luego luego comenzaron a ver que harán por ellos. Y también en nuestro retiro de pastores de las iglesias menonitas mexicanas me llenó de gozo oir a los pastores que estan en los pueblos de la sierra: su profundo amor por la gente y su preocupación por ellos. Ofe me dijo en el camino: “creo que debemos organizarnos y hacer un equipo para ir a la sierra por lo menos dos semanas” ¡Que Dios nos conceda también esto! Y que el sol de un nuevo día siga deslumbrando y alumbrando a quienes viven en oscuridad y que El Mesías de Dios nos lleve por el camino de la paz.
Les recuerdo que de todos sus hermanos, somos los menores y no es necesario decir entonces, cuanto es que los necesitamos.
Victor, Ofe, Rosy y Amán
Esclavos de Jesucristo
Col. 1:28, 29
Mujeres mexicanas tejiendo
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