viernes, 4 de junio de 2010

TESTIMONIO DEL DIA MUNDIAL DE LA ORACION

Mercedes Cid Huerta
De la Iglesia Menonita Anabautista "Fraternidad Cristiana"

Mil gracias a a mi hermana Ofelia que me hizo la invitación para participar en una liturgia especial del Día Mundial Oración de la mujer Latinoamericana. Sabia que era algo interesante y especial para nosotros como iglesia el conocer y concientizarnos. Dios tendra algo especial que hacernos sentir? Mientras leia el contenido de los testimonios de dos mujeres una de Guatemala y otra de México (no recuerdo los nombres ) me dio un sentido más especifico para orar, pero al ir buscando imagenes en internet del sufrimeinto de ellas y otras tantas como ellas, ese testimonio ahora tenia no solo un rostro sino cientos y/o quiza miles. Dios que sufrimiento!!!, ¿y donde hemos estado todo este tiempo toda tu iglesia? me pregunte y me avergonse......Dios permiteme nunca dejar de de ahora en adelante y orar sensibilizarme ante toda esta injusticia social mundia. Tambien te pido que traigas un mensaje de amor y claro a los corazones de toda tu iglesia. Toda la iglesia pudimos unirnos a un solo clamor, unirnos en un dolor especial por todas las mujeres violentadas, abusadas, viudas, madres solteras, engañadas, abandonadas, rechazadas. Como relación hombre mujer nos pudimos unir en oración, Alberto un varón de la iglesia, valientemente se levanto y pudo pedir perdon a todas las mujeres en nombre de todos esos hombres que alguna vez han ofendido o golpeado a la hermana, hija, madre, prima etc....Fue un domingo muy especial y bendecido donde nuestros corazones pudieron perdón y dejamos de ser egoistas y pensar que aunque tenemos problemas y angustias en nuestras vidas hay alguien en algún lugar del mundo que sus problemas y sufrimientos son más grande, pero por que Dios estaba allí y escucho nuestro clamor dejamos de ser tan egocentricos e hicimos lo que Dios quiere su pueblo: pudimos clamar y arrepentirnos de nuestra maldad y todo sólo por que Dios está entre nosotros. . Tal como él lo prometió

Paz y no dejemos de orar siempre, los unos por los otros.
Shalom, Meche

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