"YA NO
PODEMOS SER IGUAL"
Testimonios de vidas.
de Rebeca González y Fernando Perez
Durante la
migración hay dos sensaciones que acompañan este evento, la nostalgia y la
pérdida. Durante 6 meses vivimos y experimentamos en Casa de Paz estas
sensaciones, la propia y la de los que llegaban procedentes de varias partes
del mundo.
Casa de Paz
es un espacio de transición que da
refugio a inmigrantes que piden asilo
político en Estados Unidos y proceden de cualquier parte del mundo y que han
pasado por un largo proceso de solicitud de asilo político. Muchos/as han
salido de su país de origen por voluntad propia para mejorar su calidad de
vida, otros/as fueron expulsados por las circunstancias de peligro y violencia
extrema.
Esto nos
hace recordar el salmo 137, porque proyecta sentimientos de pérdida, nostalgia,
enojo y vacío existencial. Al leerlo e
investigar su contexto histórico,
político, social, cultural y religioso,
podemos descubrir que estos cantores músicos del templo de Jerusalén viven una pena profunda por no estar en su
país, y la exigencia de sus adversarios por complacerlos con sus cantos, no les
es agradable a ellos, más bien les hace recordar las condiciones en las que se
encuentran. Hoy Muchos podrían
identificarse y reconocer estas emociones
al experimentar una migración forzada.
En los 6 Meses
que vivimos en Casa de Paz pudimos escuchar muchas historias de pérdida, dolor y sufrimiento
extremo, en un proceso de calvario para lograr llegar al supuesto “sueño
americano" (¿La gran Babilonia hoy?).
Tuvimos
muchos aprendizajes pero por falta de espacio
sólo mencionaremos tres:
La
aceptación incondicional al diferente
por que es imagen y semejanza de Dios
Respeto a
usos y costumbres que muchas veces son opuestos a lo nuestro y aun así hay que
compartir.
Convertirnos
en piel humana, pies y brazos de Dios que den refugio a todos/as que necesitan
urgentemente amparo.
Gracias a
“Casa de Paz” por permitirnos servir a
los inmigrantes en Aurora Colorado y
Gracias a Dios por darnos esta oportunidad de experimentar y aprender de
nuestro prójimo.
YA NO PODEMOS
SER IGUAL