viernes, 12 de septiembre de 2014

REPERCUSIONES DEL SEMINARIO TALLER "CUIDÁNDONOS ENTRE MUJERES" EN ARGENTINA (BRAGADO)

Preparándonos para un Ministerio de Compasión

Pasadas las 16 hrs., “hora del mate” (como solemos decir afablemente en Argentina), nos encontrábamos conversando, mate por medio por supuesto, entre amigas. Pronto nuestra conversación llegó a un tema que no podía esperar: la dolorosa situación de “Helena” (cambiaré los nombres por obvias razones), una mujer vecina del barrio, a quien “Mario”, el esposo, había golpeado la noche anterior. Ese día muy temprano, casi de madrugada, “Helena” tocó la puerta de casa de “Marta”, una de nosotras, pidiendo ayuda y refugio. “Helena tenía miedo que al despertar “Mario” arremetiera contra ella nuevamente”, nos relató nuestra amiga “Marta” quien la hizo entrar rápidamente –no podía esperarse menos de “Marta”, mujer de puertas abiertas- recibiéndola y abrigándola de inmediato. De pronto “Marta” hace una pausa silenciosa en su relato y ella, a quien los vericuetos y vicisitudes de la vida han hecho fuerte y con una templanza admirable, se quiebra y rompe en llanto: era el llanto de la misericordia, el llanto de quien siente el dolor de la otra y del otro, el llanto de aquella a quien su propia fuerza no le impide unir lágrimas al sufrimiento que toca a su puerta, pues es quizá su propio dolor, ese que ha amasado a lo largo de toda su vida, el que ahora le permite ser compasiva…
Lamentablemente en nuestro contexto Latinoamericano, a pesar de los esfuerzos hechos en cuanto a la defensa de los DDHH en perspectiva de Género, estas historias siguen siendo el “pan de cada día”. Casos como el de “Helena” y otros que se presentan con diferentes e innumerables tipos de violencia, algunos muy sutiles pero no menos lesivos, siguen tocando a nuestras puertas hoy….Y QUÉ HACER??
Frente a similares problemáticas surge en 2006 la pregunta: “¿Cómo pueden nuestras congregaciones atender mejor las necesidades de nuestras mujeres?”, la cual fue propuesta a 12 mujeres por Mennonite Women USA. Por medio del proceso grupal y de mutuo cuidado que vinculó de especial manera a estas 12 mujeres se originó el material titulado “Cuidándonos entre mujeres: preparándonos para un Ministerio de Compasión”. Dicho material posteriormente devino en experiencias de Taller realizadas ya en varios países de América Latina, versión del cual disfrutamos los días 16 al 18 del reciente mes de Agosto en Bragado, Buenos Aires- Argentina. Y así, con expectativa, anhelos, sueños compartidos y mucha esperanza, llegamos a Bragado mujeres pertenecientes a diversas Comunidades e Iglesias desde diferentes ciudades y localidades de Argentina, Brasil, y Estados Unidos. Mujeres que soñamos horizontes nuevos, donde la paz y la justicia se besen, donde la solidaridad con la vida nos permita construir sociedades libres de opresiones y violencias de todo tipo, donde nuestras mujeres, niñas, niños y jóvenes puedan sentirse abrigad@s, incluid@s, cuidad@s...Horizontes nuevos en donde otro mundo, con cielos abiertos y tierras sin cercados ni fronteras, sea posible….Allí estuvimos, unas y otros, y entre los unos y las otras bendiciéndonos porque fue encuentro de hermanas, de amigas, de compañeras y al mismo tiempo oportunidad para recibir el amoroso cuidado de algunos hermanos, compañeros y esposos que quisieron aportar su servicio voluntario en tareas como la de servir las mesas, la limpieza, la cocina y en hacer todo lo necesario para que pudiésemos sentirnos cómodas y disfrutar plenamente del Taller. Cuán alentadores signos de igualdad y solidario amor pudimos vivenciar allí! Sin duda, otro mundo es posible, sin violencia y con equidad...
….A propósito, aquella tarde, justo a la “hora del mate”, ante las lágrimas de “Marta” por el dolor de “Helena”, sólo teníamos a mano un silencio reverente y nuestro sororo abrazo para acompañarla…Parecía poco ante su angustia…Seguramente en ese momento el sentimiento de impotencia intentó paralizarnos a más de una…Quizá el miedo buscó apoderarse de alguna de nuestras voluntades…O tal vez la bronca que producen todas las violencias quiso instintivamente perderse y enquistarse en forma de odio, rencor y deseo de venganza en alguno de nuestros corazones…Pero estábamos allí, enjugando esas lágrimas producto del quebranto de una mujer en cuya vida la COMPASIÓN se ha hecho semilla fructífera, semilla que sana y se multiplica pues, quienes conocemos a “Marta”, podemos afirmar que ella ha sido abrazada por la Compasión y en ese abrazo sanada para ofrecer de la misma Compasión… Esa compasión que vence nuestras parálisis y nos empodera para abrir puertas…aquella que nos permite superar los miedos y hacer frente a las injusticias…aquella que nos invita a no conformarnos solamente con la protesta y el enojo que todas estas injusticias nos producen, sino a ir más allá en busca de estrategias para acompañar-nos en tantas situaciones de dolor y muerte que flagelan nuestras Comunidades y para transitar así juntas y juntos caminos de paz con justicia y equidad….Aquella tarde, como en el Taller, pudimos constatar que para iniciar esta caminada es fundamental e imprescindible que la GRACIA DE LA COMPASIÓN sea sembrada y cosechada en nos y entre nos.
Gracias a Dios Padre-Madre por su Compasivo Amor…Gracias amigas, gracias hermanas, gracias compañeras y compañeros de la vida en quienes sentimos esa Providencial, Incondicional y Sanadora presencia…De especial manera gracias a la entrega, visión, ministerio y buena voluntad de nuestras amadas hermanas Carolyn Heggen, Rhoda Keener, Berni Kaufman y Linda Shelly, quienes facilitaron esta versión de Taller en Bragado y continúan cruzando fronteras para seguir sumando y compartiendo generosamente su amor, vivencias, experticias, sabiduría, unción y aprendizajes en este Ministerio de Compasión: a través de sus preciosas vidas fueron llenas de aceite nuestras lámparas! Agradecida con las compañeras y compañeros de equipo con quienes soñamos que este Taller fuera posible en Argentina, de no haber soñado juntas y juntos no habría sido posible concretarlo. A la hermosa Comunidad Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires que con tanta compasión y misericordia ha acunado mis procesos y, acompañándome el camino, ha compartido mis alegrías y puesto bálsamo a mis heridas, mi entrañable amor y gratitud. Y, a nombre de quienes disfrutamos de tan rica y liberadora experiencia, gracias a la Red de Misiones, a Mennonite Women USA, al Congreso Mundial Menonita, al Movimiento de Teólogas Anabautistas de América Latina (MTAL), a la Región Centro de las Iglesias Menonitas de Argentina (IEMA), y a todas y todos las hermanas y hermanos que apoyan este Ministerio, por su respaldo y oración.
Tres veces he pedido al Señor que aparte de mí este sufrimiento, y me ha dicho: «Mi amor es todo lo que necesitas, pues mi poder se muestra plenamente en la debilidad»” (1°Cor. 12:8-9).
Cuando empiezas a avanzar para ser una presencia sanadora, solo hay un lugar donde comenzar: contigo misma” (Susan C. Cutshall y James E. Miller).

Patricia González, Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires-Argentina
RHODA, PATRICIA, ESTER, GRACIELA, BERNI, AURORA, CAROLYN Y GLADYS
RHODA, ESTER, CAROLYN Y PATRICIA

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