Antífona de confesión
Venimos ante ti, Padre, para admitir
públicamente nuestras transgresiones,
a reconocer con humildad nuestras
iniquidades,
a confesar nuestras desobediencias.
Te pedimos una vez más...
¡Perdónanos, Señor!
Por fallar en ocasiones al no cubrir tus
expectativas de nuestro rol como padres y madres en nuestros ámbitos
familiares cotidianos.
¡Perdónanos, Señor!
Por abusar a veces de nuestra autoridad
creyéndonos dueños de nuestros hijos e hijas,
y violentando sus individualidades de
diversas maneras.
¡Perdónanos, Señor!
Por tratar de hacer de nuestros hijos e hijas
lo que nosotros no alcanzamos ser
y olvidarnos, en nuestro empeño, de
sus verdaderas vocaciones e intereses personales.
¡Perdónanos, Señor!
Por nuestro inconsciente egoísmo
cuando no le dedicamos el tiempo y el espacio que nuestros hijos e hijas
merecen y reclaman, alegando nuestros sabidos pretextos
de cansancio, trabajo, compromisos, y otros
supuestamente muy importantes.
¡Perdónanos, Señor!
Cuando también somos injustos con
nuestros propios padres y no tenemos la paciencia
para escucharles y acompañarles con
amor.
¡Perdónanos, Señor!
Por todas las palabras y acciones violentas
contra la integridad física, moral y espiritual
de nuestros hijos y padres, olvidando que
también nosotros fuimos y seremos eventualmente como ellos.
¡Perdónanos, Señor!
Por olvidarnos de ti, y relegarte a un
segundo plano, cuando sabemos que el verdadero perdón y el más
profundo amor vienen solamente de ti, ¡PADRE Y MADRE!
(Equipo de Liturgia / Iglesia Bautista
“Ebenezer” de Marianao, La Habana, Cuba.
Esta oración puede ser usado en alguna
celebración dedicada al hogar y la familia)
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