jueves, 27 de octubre de 2011

Mirar más allá de Babilonia: La teología como teoría crítica para la gloria de Dios

Este artículo de Nancy E. Bedford fue publicado en Lupa en noviembre del año 2006



Nancy E. Bedford

En el Evangelio de Juan, Jesús afirma que ha venido al mundo para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Sin embargo, lo que salta a la vista en el mundo no es la vida abundante; por lo contrario, lo que observamos es una escasez de la vida y una vida en escasez. Vemos hambre y miseria humana y escuchamos los gemidos de toda la creación. En particular los cuerpos de las personas más pobres están marcados por las secuelas detal escasez, en especial los niños, las mujeres y los ancianos de estos grupos. Esta escasez de vida se manifiesta de muchas maneras interrelacionadas. Pensemos, por ejemplo, en el racismo ambiental, en la violación esgrimida como arma de guerra, en la pandemia del SIDA en el África, en la violencia doméstica, en niños soldados y niños trabajadores de fábricas clandestinas, en los niños obesos de la riqueza y en los niños desnutridos de la pobreza: todos sufren en sus cuerpos los efectos de las asimetrías sistémicas y del pecado estructural. “El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir” –dice Jesús. “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
¿Cuál es la tarea de una teología cristiana, dada la promesa de vida abundante por un lado y la primacía de la rapacidad, la destrucción y la muerte a nivel global por el otro? ¿Cuál es la tarea de una teología cristiana con sus múltiples interconexiones con el saber –y con los privilegios y el poder emanados de ese saber? ¿Cuál es la tarea de la teología en este tiempo de expectativa de vida prolongada para los pocos y de muerte prematura para las mayorías, en esta época en que la tierra misma pide por justicia? ¿Cómo puede una teología que se confronta con estas contradicciones evitar tanto la trampa del derrotismo como el error del provincialismo teológico y de las falsas generalizaciones? Quisiera sugerir que un quehacer fundamental de la teología cristiana en este tiempo es una tarea humilde pero crucial: funcionar como una teoría crítica para la gloria de Dios.
En lo que sigue, quisiera desmenuzar el sentido de esta frase, prestando especial atención al aporte de una perspectiva feminista a la tarea, así como al contexto imperial en el que nos toca vivir y hacer teología. Pero antes que nada, quisiera subrayar que la teología de la que hablo no pertenece exclusivamente a los teólogos. Georgia Harkness lo expresa de la siguiente manera: “Contrariamente a lo que suponen algunas personas, la teología no solamente es para los expertos; es para todos. Hay aspectos que requieren un trabajo académico altamente calificado. Pero en sus elementos fundamentales puede ser expresada de modo sencillo y de una manera que es relevante tanto para la vida personal como la social.”  Como sugiere Moltmann, siguiendo a Lutero, así como hay un sacerdocio de todos los creyentes, también hay una teología hecha por todos los creyentes (Theologentum aller Glaubenden). Tal teología acompaña a la teología de corte más formal, dialogando con ella y condicionándola profundamente, tanto en sus contenidos como en la circulación que puede lograr en las iglesias. La invitación a pensar en la propia teología como teoría crítica para la gloria de Dios es para todos aquellos que hablan con Dios y hablan acerca de Dios, creyendo a veces y otras veces dudando.

Sobre Nancy E. Bedford


Nancy Bedford, teóloga argentina, es Profesora de Teología Aplicada -Cátedra Georgia Harkness- en Garret Evangelical Theological Seminary. Se doctoró en Teología en Karl-Ludwigs-Universität Tübingen.
Es miembro de la Iglesia Menonita de Reba Place en Evanston Illinois (USA).

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ORACIÓN POR LA PAZ Y LA JUSTICIA




Espíritu de paz, llena el mundo entero de tu presencia transformadora.
Que los líderes de todos los países gobiernen con madurez y justicia.
Que todas las naciones tengan tranquilidad y sus hijos e hijas sean bendecidos.
Que las personas y los rebaños
y las manadas tengan prosperidad
y estén libres de enfermedades.
Que los campos produzcan abundante fruto y la tierra sea fértil.
Que el rostro de los enemigos
se transforme en paz.

Espíritu de unidad, oramos por tu iglesia.
Llena a tu pueblo de toda verdad y paz.
Cuando en nosotros haya corrupción, purifícanos.
Cuando estemos en el error, oriéntanos.
Cuando algo en nosotros sea equivocado, cámbianos.
Cuando estemos en el buen camino, fortalécenos.
Cuando tengamos necesidad, asístenos.
Cuando estemos divididos, reúnenos.

(Consejo Mundial de Iglesias)
(Publicada en la Red de liturgia del CLAI)

miércoles, 19 de octubre de 2011

REFLEXIÓN


Mateo 22, 34-40
LO PRIMERO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,

ECLESALIA, 19/10/11.- En cierta ocasión los fariseos se reunieron en grupo y le hicieron a Jesús una pregunta que era motivo de discusión y debate entre los sectores más preocupados de cumplir escrupulosamente los seiscientos trece preceptos más importantes sobre el sábado, la pureza ritual, los diezmos y otras cuestiones: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
La respuesta de Jesús es muy conocida entre los cristianos: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este es el más importante. Luego añadió: «El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y concluyó con esta afirmación: «Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los profetas».
Nos interesa mucho escuchar bien las palabras de Jesús pues también en la Iglesia, como en el antiguo Israel, ha ido creciendo a lo largo de los siglos el número de preceptos, normas y prohibiciones para regular los diversos aspectos de la vida cristiana. ¿Qué es lo primero y más importante? ¿Qué es lo esencial para vivir como seguidores de Jesús?
Jesús deja claro que no todo es igualmente importante. Es un error dar mucha importancia a cuestiones secundarias de carácter litúrgico o disciplinar descuidando lo esencial. No hemos de olvidar nunca que sólo el amor sincero a Dios y al prójimo es el criterio principal y primero de nuestro seguimiento a Jesús.
Según él, ese amor es la actitud de fondo, la fuerza clave e insustituible que pone verdad y sentido a nuestra relación religiosa con Dios y a nuestro comportamiento con las personas. ¿Qué es la religión cristiana sin amor? ¿A qué queda reducida nuestra vida en el interior de la Iglesia y en medio de la sociedad sin amor?
El amor libera nuestro corazón del riesgo de vivir empobrecidos, empequeñecidos o paralizados por la atención insana a toda clase de normas y ritos. ¿Qué es la vida de un practicante sin amor vivo a Dios? ¿Qué verdad hay en nuestra vida cristiana sin amor práctico al prójimo necesitado?
El amor se opone a dos actitudes bastantes difundidas. En primer lugar, la indiferencia entendida como insensibilidad, rigidez de mente, falta de corazón. En segundo lugar, el egocentrismo y desinterés por los demás.
 En estos tiempos tan críticos nada hay más importante que cuidar humildemente lo esencial: el amor sincero a Dios alimentado en celebraciones sentidas y vividas desde dentro; el amor al prójimo fortaleciendo el trato amistoso entre los creyentes e impulsando el compromiso con los necesitados. Contamos con el aliento de Jesús.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Estudiante de universidad menonita recibe Premio Nobel de la Paz


Estudiante de universidad menonita recibe Premio Nobel de la Paz
Leymah Gbowee estudiante de la Universidad Menonita del Este (UME) es una de
las tres mujeres que han sido galardonadas con el Premio Nobel de la Paz 2011.
Ella comparte el premio con la presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf y la
activista por los derechos de las mujeres Tawakkul Karman de Yemen.
Gbowee obtuvo una maestría en Transformación de Conflictos en la UME en
Harrisonburg, Virginia, recibió el Premio Nobel por su trabajo en la organización de
un movimiento de paz para poner fin a la Segunda Guerra Civil de Liberia.